jueves, 15 de octubre de 2015

México DF, De Fantástico

   Tres días y medio en DF para darme "cuen" de que el león no es tan fiero como lo pintan. Esta megalópolis de más de veinte millones de habitantes te da la bienvenida, te sonríe, es agradecida y muy amable.

   Sus calles son un hervidero de vida, bulliciosas, con puestos de comida callejera donde quiera que vayas. Aquí todo es susceptible de ser vendido y comprado, en cualquier esquina, por muy "chiquita" que sea.


    De los tres días y medio, sólo uno de ellos entero lo compartí con la prima, que se pasó la mayoría del tiempo metida en la UNAM, la Universidad Nacional de Méjico, según sus propias palabras "una ciudad dentro de otra ciudad", en un simposio de lo suyo: la enseñanza de español para extranjeros.

   En DF todo es a lo grande, claro que quien os lo relata mide poco más de metro y medio... la enorme bandera mejicana que preside el grandioso zócalo donde se encuentra la monumental catedral y ese colosal Palacio Nacional donde lucen los extraordinarios murales, en tamaño y calidad, del enorme, en tamaño y talento, Diego Rivera.




  Las desmesuradas esculturas esparcidas por toda la ciudad, conectada por hermosas calles y avenidas, te hacen sentir una hormiguita en aquel lugar que recorrí principalmente subida durante siete horas a un autobús turístico (por cierto, los siete euros mejor amortizados en México). Pero no os penséis que sólo iba a ser la turista un millón aquí en DF, también me metí en sus entrañas, en su concurrido metro donde en las horas puntas cada minuto pasa un tren. Lleno hasta arriba. A imagen y semejana de los de Japón. Nada que envidiarlos.

   En la ciudad donde todo es grande no lo iba a ser menos su Feria Internacional del Libro, que cubría todo el zócalo, lo que no dejaba tener una vista panorámica de la inmensa plaza pero donde, por otro lado, encontramos unas estupendas publicaciones sobre cacao y chocolate.


   Otro de los eventos que llamó toda mi atención y que descubrí montada en aquel bús turístico, fue la Exposición de los Pueblos Indígenas. Allí, a parte de regalar a mis ojos las imágenes del hermoso arte mejicano, conocí a productoras de chocolate de dos de las zonas que vamos a visitar, con las que pude conversar y, espero, visitar en próximas fechas.

   En la ciudad más poblada de América Latina, y cuarta del mundo después de Tokyo, Nueva Delhi y Shangái, también existen las casualidades... mientras esperábamos la cola para comprar el "boleto" del autobús "seguro" que seguro nos llevaría a Puebla, apareció Kori, la anfitriona de la prima en la UNAM ¡la única mejicana que conocíamos! Una agradable casualidad que se une a un bonito listado de ellas que poco a poco os iremos desgranado aquí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario