domingo, 18 de octubre de 2015

Cholula, Pueblo Mágico de casualidades

   Lo que en España conocemos por pueblo con encanto, aquí en México lo llaman Pueblo Mágico. Un buen ejemplo de ello es San Pedro Cholula - de ahora en adelante Cholula a secas-, una localidad cercana a la ciudad de Heróica Puebla de Zaragoza - en lo sucesivo, Puebla sin más-. Desde esta última hasta nuestro alojamiento en Cholula nos llevarían Celia y Peter, amigos de la prima y residentes en ese Pueblo Mágico.


  La bienvenida en el hotel fue muy agradable, entre otras cosas porque uno de los dueños del alojamiento era amigo de Celia. Un curativo tequila y buena compañía nos esperaban alrededor de una mesa que parecía sacada de un chiste con dos vascos, un alemán, una castellonense, un cántabro y medio y dos zamoranos y medio. Las conversaciones se entrelazaban y, por supuesto, sobre la mesa se habló mucho de Zamora ¡por una vez éramos mayoría!
   
Menos mal que la prima no hizo coincidir mi cabeza con los cuernos del toro.
   Tomás, el de la foto, natural de Villanueva del Campo (Zamora), vino a México hace ya muchos años y apenas ha vuelto a su pueblo. Ramiro, el medio cántabro y medio zamorano por parte de mujer, con quien por cierto se casó en la románica y romántica catedral de Zamora, lleva muy dentro Gallegos del Pan, localidad a apenas 30 km de Vezdemarbán. Casualmente en ambos municipios trabajé durante mi etapa de técnico en desarrollo rural asi que me pasé un buen rato buscando con ellos personas en común. Tomás apenas recordaba a nadie de su pueblo, no así Ramiro con quien poco a poco fuimos encontrando a gente que ambos conocíamos. Un puntazo. Pero no acabarían ahí las casualidades.

   Al hablar la prima y yo sobre nuestra intención de visitar alguna playa del Pacífico, Ramiro, el medio cántabro medio zamorano, nos contró su amarga experiencia en una de las traicioneras playas de Acapulco. Conversación que empalmó con la historia de un cura que hace unos años perdió su vida en la también traicionera playa de Somo, en Cantabria, por salvar a unos chavales cuando estaban de campamento. Enseguida me dí cuenta de que estaba hablando de Tinín, aquel entrañable y joven cura de Pinilla de Toro, pueblo al lado del mío, que fue mi monitor en los campamentos del lago de Sanabria a los que iba cuando era una renacuaja. Ya véis, casualidades mágicas en pueblos mágicos que mágicamente te acercan al pasado y a casa.

   Pero Cholula no se acabó alrededor de esa mesa... también hubo folclore, artesanía, gastronomía y arte, mucho arte, con su gran pirámide prehispánica, cuya base es la más grande de todas las pirámides del mundo, coronda por la iglesia amarilla de la Virgen de los Remedios. Vigilando la convivencia de estos dos templos se encuentra el humeante e imponente volcán Popocatépetl, Popo para los amigos.


Muestra de folclore indígena en el zócalo de Cholula.
   Y aquí se acaba mi historia de Cholula, el Pueblo Mágico de las casualidades.


  

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