domingo, 8 de noviembre de 2015

Cerrando el círculo

   El círculo se cierra aquí, volviendo a la casilla de salida. Cuatro días en México DF con muchas cosas aún por hacer.

   En primer lugar quería volver al Museo Nacional de Antropología para intentar aclarar el misterio de los tejidos y de la bandera de Zamora -véase entrada El Misterio del Museo Nacional de Antropología-. Mi intento vía e-mail había, de momento, sido ignorado por lo que sólo quedaba una opción: insistir in situ. Asi que metro pá quí metro pá yá allí me planté. Alguna nueva pista me dieron pero aún estoy pendiente de alguna que otra aclaración y dato. Las cosas de palacio, que van muy despacio. Y las de las investigaciones, ya ni os cuento.

Entrada del Museo. ¡Os la debía!

   Por otro lado queríamos visitar también las ruinas de Teotihuacán con sus magestuosas pirámides del Sol y  de la Luna. Este yacimiento arqueológico a apenas una hora de DF en bús, supuso una de las mayores ciudades de Mesoamérica, alcanzando en su momento de esplendor los 10 km de extensión y 30.000 habitantes, y fue uno de los centros religiosos más importantes... en lengua náhuatl Teotihuacán significa "lugar donde los dioses han nacido". Está todo dicho.

La iluminada al fondo es la de la Luna y la de la derecha con una hilera de hormiguitas sobre ella, es la del Sol.

   Creo que elegimos el peor día de la semana para visitarlo, el llamado aquí domingo familiar, pues había hordas de gente, lo que se tradujo en colas y más colas a la hora de subir y bajar la Pirámide del Sol. Imposible salir sola en la foto, a menos que te la hicieras hacia el cielo. Aún así fue una experiencia espectacular y diferente a la de las anteriores piedras, como lo calificaría la prima. La subida y bajada de las pirámides nos brindó momentos entrañables...

Y la prima, animando a la señora ¡ por supuesto!

   Y otros muy graciosos de los que no tenemos instantáneas pero que intentaré describiros aquí lo más fielmente posible... momento "Contigo al fin del mundo", subiendo aquellos enormes escalones bien agarraícos de la mano de la pareja sin soltarse ni para rascarse; momento "No sin mi hijo", infinidad de bebitos tapados con mantitas calentitas estaban allí con sus padres a los que no les daba ninguna pereza ir con ellos en brazos pirámide p'arriba pirámide p'abajo; momento "Escalador", subiendo los tremendos escalones ayudados de pies y manos - entre esos estaba yo-; momento "Glamour" en los que más de una despistada confundió Teotihuacán con la semana de la moda de algún lugar del mundo. ¡A todos nos puede pasar! Bueno, a mí no.

Avisados estábais ;-D Eso sí, ande yo caliente... ni una gota de agua me tocó

   En el yacimiento había un par de museos. Sólo visitamos uno de ellos en el que leí este fragmento que creo que explica muy bien la visión que a día de hoy tienen los mexicanos sobre la muerte:

   " Los teotihuacanos preparaban los cadáveres para su inhumación en forma de bulto mortuorio, envolviéndolos en mantas o atándolos y posteriormente los amarrbanan con fuerza para conservarlos flexionados. Esta tradición posiblemente se debía a una creencia mítico- religiosa: al depositar así sus entierros sobre la tierra, ésta era capaz de volverlos a engendrar; para este pueblo, como para los demás grupos mesoamericanos la muerte no era más que el paso de una forma de vida a otra igual."

   La canción Una cruz de madera en el disco Balas y Chocolate - guiño, guiño- de la mexicana Lila Downs, también nos ayuda a entender un poco más sobre cómo se toman la muerte los naturales de este país.

   Los últimos días en DF dieron para visitar MUCHO- Mundo Chocolate- el único y relativamente reciente museo especializado en este tema en la capital del país cuna del cacao. Un rincón de la ciudad que dedica espacio a partes iguales a la historia y naturaleza del cacao y al chocolate, con una zona de degustación, otra de talleres, un obrador y una tienda. Lo que se dice el paraíso.

 

 

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